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El periodismo en tiempos de crisis
Karoll Vannesa Caballero
Con la ayuda del Ejercito Nacional de Colombia y tras tres horas de viaje en avión, por fin había llegado. Lo primero que vio al tocar tierra, fueron aviones Boeing cargando heridos hacia otros países con centros de atención inmediata convencionales. Eran 1.000 trasladados por día y en sí una de las catástrofes humanitarias más duras de la historia; no había mucho por ver, sólo era el país más pobre de América completamente destruido. Entonces, lo primero que vio al tocar tierra no fueron aviones Boeing cargando heridos, lo primero que observó fue tristeza y dolor, Haití.
Sucedió un 12 de enero del año 2010. Llegó al tercer día de ocurrido el terremoto y aquella fecha fue la oportunidad para vivir uno de sus cubrimientos informativos más importantes y relevantes como periodista. Edwin Ernesto Monroy, trabajaba en ese entonces para Colmundo Radio.
Eran muchos las interrogantes, se trataba de su primer cubrimiento de un suceso tan funesto; ¿cómo era Haití?, ¿cuántos eran sus pobladores?, ¿qué reportes existían?, ¿dónde se ubicaría al llegar?, ¿dónde pasaría su primer noche?.
Durante esos ocho días, al igual que muchos colegas, se instaló en el centro de operaciones de información y comió de los mismos víveres que llevaban para los sobrevivientes.
Caminaba durante el día por calles repletas de gente en pánico, edificios totalmente destruidos, personas con traumas, quemaduras y fracturas que reflejaban una situación difícil y confusa. En las noches transitaba sobre cadáveres cuando nunca en su vida había tenido la oportunidad de estar cerca a un muerto de tal forma.
Mientras cubría los hechos se sentía cada vez más humano, hablaba con las personas y más que una entrevista les daba palabras de apoyo, pues en ese entonces Edwin Monroy ya dictaba conferencias de motivación y crecimiento personal.
Compartió con Colombia y diferentes medios latinoamericanos la información necesaria, pero dedicó la mayor parte de su tiempo al voluntariado y ser una especie de periodista-socorrista. Para él, en ese momento la noticia era importante pero no tan primordial como ayudar. Auxiliaba a cuanta persona se topara en el camino, conversaba con la gente, con las ONGs, la Cruz Roja Internacional, y con periodistas de todo el mundo.
Todos los haitianos con los que pudo intercambiar palabras marcaron su vida de alguna manera. Uno de ellos era una niña de 13 años de edad a la que halló en el camino.
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La estaban atendiendo. Un socorrista y una psicóloga estaban con ella. Se abrazaban y pensé mucho para saludarla, pero empecé a hablarle.
El sismo de 7,0 en la escala de Richter había acabado con todo y entre ese todo residía la familia de aquella pequeña. Había perdido a sus seis hermanos, a sus padres, abuelos y tíos.
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Me impresionó ver como una niña de esa edad, sin desatar una sola lágrima, tomaba valor para contarme todo sobre su familia. Me decía que no quería abandonar el país hasta encontrar al último de sus familiares y enterrarlo.
Unos sufrían, otros aprovechan la situación para robar. Cámaras, documentación y evidencias fueron arrebatadas de sus manos por vándalos haitianos. Sin embargo, ya había enviado la mayor información que demostraba su estadía allí.
Edwin Ernesto Monroy se destaca por ser un periodista osado y arriesgado. Trabajó para medios como Radio Súper del Tolima, NTN 24, Reuters y el periódico Record Colombia. Monroy ha realizado toda clase de cubrimientos: tomas guerrilleras, violadores de niños, políticos reconocidos del país que terminaron en la cárcel y hasta entrevistas a narcotraficantes.
“El pasado terminó anoche”, su primer libro, es una recopilación de experiencias basadas en elementos como actitud positiva, superación personal, desarrollo humano, resolución de conflictos, convivencia laboral o clima organizacional, ética y relaciones interpersonales.
Testimonios
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