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Arcesio Rodríguez Doncel: Perfil
Por: Nicolas Amado
I
Cuando el reloj marcaba las doce del mediodía, Arcesio Rodríguez sabía que su hora de descanso había llegado. A continuación se dedicaba a observar cómo era el trabajo de Edgar Henao y Alfonso Tovar controladores del estudio de Radio Cacique, ubicado en el barrio Boquerón de Ibagué. El estudio estaba compuesto por dos tornamesas, una grabadora de carretes, y una cabina de locución, en la que Edgar Antonio Valderrama transmitía su programa deportivo y su noticiero.
Rodríguez llegó a ese lugar gracias a un vecino mensajero de la emisora. Era 1971, y para aquel entonces vivía en el barrio La Macarena con su mamá, Ana Rita Doncel. Su vecino fue quien le dijo que en Radio Cacique estaban necesitando un transmisorista. El oficio parecía simple: medir la tendencia al alza o a la baja durante la transmisión, verificar que la electricidad no fallara y si por el contrario la luz se iba, encender la planta de 50 caballos de fuerza.
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Para mí era muy difícil, yo era muy flaquito para encender una planta de 50 caballos.
Sin embargo, la responsabilidad iba mucho más allá de la emisora porque ahí quedaba también la casa de su jefe, así que si la luz fallaba en el estudio y en la vivienda, Arcesio debía ascender por una torre de 40 metros y cambiar los bombillos fundidos:
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Era una torre de 40 metros de alto, pero yo de muchacho sin ninguna seguridad me subía, era como subir una escalera.
Con los días, Arcesio aprendió que un tornamesa servía para reproducir las cuñas locales que eran hechas con la grabadora de voz y otro tornamesa, estaba para reproducir las nacionales, que eran enviadas en acetatos desde Bogotá. Así veía el maratónico trabajo que hacían los operadores para evitar los baches entre una cuña y otra.
Nunca imaginó que de tanto ver le tocaría hacer. Y eso pasó el día en que uno de los controles no fue a trabajar. La mirada de su jefe, más en busca de soluciones que de personas le preguntó:
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¿Usted es capaz de controlar?
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Sí. -Respondió Arcesio-
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¿Por qué?
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Porque yo he puesto cuidado.
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Y por qué. Si yo lo tengo haciendo es otra cosa
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Porque lo hago en mis ratos libres.
Esa era la vida de Arcesio, el trabajador, y ahora operador de radio. Prefirió trabajar antes que estudiar, aunque estudió. Cursó toda su primaria en Tocaima-Cundinamarca, luego a petición de su hermano llegó a Ibagué al colegio San Simón, para realizar el primer grado de bachillerato. Luego no volvió a estudiar. En Ibagué dependía económicamente de su cuñada, pero la situación terminó por cansarlo, así que a los 13 años decidió iniciar su vida aparte.
II
Ana Rita Doncel, era una mujer de hogar. Dedicada a enseñar el valor del respeto, la familia y la tradición a sus 6 hijos. De ellos Arcesio Rodríguez era el menor. Cuando tenía 4 años se despidió de La Aurora, vereda ubicada en las áreas limítrofes entre Cunday e Icononzo, para irse a Tocaima-Cundinamarca. De ahí viajó a Ibagué para iniciar sus estudios en bachillerato, pero no terminó, se fue para Bogotá a trabajar.
Cuando llegó a Bogotá comenzó a trabajar en Mi Casa, empresa constructora de Bogotá, era troquelista. Se encargaba de moldear, cortar y pulir ventanas, puertas y cartones, en la construcción de un nuevo edificio que llevaría por nombre Avianca.
Después de 5 años volvió a viajar de nuevo a Ibagué. Llegó al barrio La Macarena a vivir con su mamá, era 1971. En ese año un vecino lo recomendó para iniciar a trabajar en Radio Cacique. Sin saberlo, Arcesio Rodríguez estaba a puertas de iniciar el oficio que le daría todo en la vida.
En esos años, lo que menos le asustaba a Arcesio eran los cambios, era un aventurero que paraba carros con el pulgar, levantado en las carreteras para conocer el Tolima, se había acostumbrado a viajar y a cambiar constantemente de entorno, pues tenía claro que en los cambios estaba la experiencia y el saber.
De Radio Cacique se fue para Ecos del Combeima, y ahí un locutor nocturno le comentó que en Pitalito-Huila estaban necesitando personal, por esta razón decidió irse nuevamente de Ibagué:
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Pero tenía un inconveniente, estaba recién casado, y había nacido mi primer hijo Jefferson, cuando yo me fui mi hijo tenía 20 días de nacido. Pero yo me fui.
III
En Huila empezó a trabajar en Radio Sur, sus jefes eran una odontóloga y un médico, esposos, que no tenían ni idea de que era la radio, ni veían el poder que tenía. Allá fue la primera vez –y única- en que Arcesio transmitió tejo.
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¡Quién dijo que el tejo se transmitía!, pero allá se transmitió. -Y ahora con la voz de la experiencia agrega- Yo he transmitido todo lo que usted quiera, menos tejo.
Allá estableció las diferencias entre lo que es un tango, una milonga y un vals porque le tocaba reproducir los acetatos de los artistas del momento en Colombia, que tenían una fuerte influencia de Carlos Gardel. Lo aprendió leyendo las caratulas de los discos, y a veces repitiendo en vivo y en directo lo que leía.
Pero Arcesio, el aventurero, aprovechó que su llegada a Pitalito generó la curiosidad del pueblo y duró 1 mes en que no fue a almorzar, ni a cenar a su casa, porque empezó a aceptar todas las invitaciones a almorzar, a desayunar y a cenar que llegaban para el nuevo locutor ibaguereño y entre invitación e invitación conoció distintos sitios del Huila.
A miles de kilómetros de Pitalito, en Ibagué, estaba su esposa con su hijo recién nacido. Un día entró una llamada en la que Arcesio le solicitó que fuese enviado un telegrama en el que dijera que su hijo se había enfermado. El plan estaba diseñado para que el telegrama sirviera como motivo de renuncia a Radio Sur en Huila, para luego poder viajar a Ibagué y reunirse con su familia. Así que luego de un mes, Arcesio Rodríguez volvió a Ibagué.
Con Luis Pestarino, árbitro argentino -1976.
Llegó a Ecos del Combeima como operador y técnico, con un jefe que ya conocía, Jesús Arcila. Su trabajo era tirar cables desde la cabina hasta los camerinos de los futbolistas. Pero una en una ocasión, finalizado un partido entre Deportes Tolima y Millonarios, Arcesio tuvo que admitir que Víctor Hugo Triana, comentarista, no había ido. Edgar Antonio Valderrama le hizo la misma pregunta: ¿usted es capaz? Y Arcesio Rodríguez, el observador, el aprendiz, que ya sabía cómo se entrevistaba, entrevistó a Luis Gerónimo López, arquero del Millonarios.
Pero el hombre siempre buscó nuevas experiencias, y gracias a Hernando Ortiz Avendaño, que trabajaba en Bogotá, Arcesio llegó a Radio Melodía, en la capital. Consiguió el cargo de redactor, allá aprendió que el núcleo de la noticia está al principio, lo hizo cuando el jefe de redacción Jairo Humberto Rico, rasgó dos veces lo que escribía. Así que lo que hoy es en apariencia básico, como son las denominadas seis W´s, Arcesio lo vio como una forma de avanzada de contar las noticias. Claro está que aprendió cuando un compañero de trabajo, paisa, le leyó el titular, aplicando la estructura de la pirámide invertida:
El Gobernador del Tolima, Miguel Mejía viajó a Bogotá para adquirir un préstamo
El paisa aplicó en términos prácticos la teoría del qué, cómo, cuándo, dónde…
< >¡Guevón el núcleo de la noticia es este! Usted lo está escribiendo al final:pero la radio es la radio-. Está tranquilo, orgulloso de saber que todo lo que aprendió lo aprendió leyendo. El espíritu aventurero seguramente no ha muerto, pero Odiseo ya encontró su Ítaca.
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